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1 ago 2020

Elizabeth Bishop - El arte de perder

Este arte de perder

No, no es difícil adquirir el arte de

perder:
hay tantas cosas empeñadas en
perderse, que su pérdida no importa.
Pierde algo cada día, acepta el río
de llaves que se pierden, horas

malgastadas.
No, no es difícil adquirir el arte de

perder.
Practica entonces perder más, más

rápido:
nombres, lugares, ¿para adónde

ibas?
Ninguna de estas cosas es desastre.
Perdí el reloj de mi madre, y -fíjate-

la última
o la penúltima casa querida que

tuve.
No, no es difícil adquirir el arte de

perder.
Perdí mis dos adoradas ciudades, e

incluso
algunos sitios de los que era dueña,

dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no es un

desastre.
-Incluso si te pierdo a ti (tu voz

bromista, esos gestos
que adoro) no habré mentido. Es

obvio
que el arte de perder no cuesta ni

tanto adquirirlo
aunque por momentos parezca que

(¡escríbelo!) sí es un desastre.


Es un poema hermoso, que encontré en el libro El arte de perder. Me habla de la vulnerabilidad y su versión en inglés y otras traducciones las encuentras acá.



30 may 2020

Albada - Philip Larkin

ALBADA

Trabajo todo el día, y por las noches me emborracho.
Me despierto a las cuatro en una oscuridad callada, y miro.
Los bordes de las cortinas no tardarán en iluminarse.
Hasta entonces veo lo que siempre ha estado ahí:
la muerte infatigable, ahora un día entero más cerca,
que borra todo pensamiento excepto
cómo y dónde y cuándo moriré.
Árida interrogación: no obstante el temor
de morir, y estar muerto,
centellea de nuevo, te posee, te aterra.

La mente se queda en blanco ante el resplandor. No
por remordimiento –el bien no hecho, el amor no dado,
el tiempo desperdiciado– ni con tristeza porque
una vida pueda tardar tanto en superar
sus malos inicios, y quizá nunca lo consiga;
sino ante la total y perpetua vacuidad,
la segura extinción hacia la que viajamos
y en la que nos perderemos para siempre. No estar
aquí, no estar en ninguna parte,
y pronto; nada más terrible, nada más cierto.

Es un miedo concreto que ningún truco
disipa. Antes lo hacía la religión,
ese vasto brocado musical apolillado
creado para fingir que no morimos nunca,
y ese capcioso discurso que dice Ningún ser racional
puede temer lo que no sentirá, no ver
que eso es lo que tememos: ni vista, ni oído,
ni tacto ni sabor ni olor, nada con que pensar
nada que amar ni a lo que estar ligado,
el anestésico del que nadie despierta.

Y así permanece al borde de la visión,
una pequeña mancha desenfocada, un escalofrío
permanente que deja todo impulso en indecisión.
Hay muchas cosas que quizá nunca ocurran; esta sí,
y el comprenderlo es un rugido
de miedo al crematorio cuando nos pilla
sin nadie y sin bebida. El valor no sirve:
significa no asustar a los demás. Tener coraje
no te salva del último viaje.
Igual muere el llorón que el fanfarrón.

Lentamente se hace de día, y la habitación cobra forma.
Es evidente como un guardarropa, lo que sabemos,
lo que hemos sabido siempre, sabemos que no podemos escapar,
pero no lo aceptamos. Algo tendrá que desaparecer.
Mientras tanto los teléfonos se agazapan, dispuestos a sonar
en oficinas cerradas, y todo este mundo indiferente,
intrincado y de alquiler comienza a despertar.
El cielo es blanco como arcilla, sin sol.
Hay trabajo que hacer.
Los carteros, como los médicos, van de casa en casa.

12 ene 2020

Gonzalo Rojas - Retrato de mujer



Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
en la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.

Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.

No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.

Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí, mujer, te dejo tu figura.

30 abr 2019

Konstantin Kavafis - Itaca

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

26 feb 2019

Karmelo Iribarren - El secreto de la vida

EL SECRETO DE LA VIDA

Escuchas el sonido de la lluvia,
desde la cama, de noche,
junto a ella.

Te giras un poco
y observas
su perfil recortado en la penumbra;
en los labios, en calma
ese amago de sonrisa.

Y no sabes cómo, pero sabes
que no hace falta 
nada más,
que ahí está todo lo que necesitas.


Karmelo Iribarren



6 may 2018

Begoña Abad - La medida de mi madre


La medida de mi madre 


No sé si lo he dicho:

mi madre es pequeña

y tiene que ponerse de puntillas

para besarme.

Hace años yo me empinaba,

supongo, para robarle un beso.

Nos hemos pasado la vida

estirándonos y agachándonos

para buscar la medida exacta

donde podemos querernos.

12 abr 2018

Maggie Smith - Buen esqueleto



La vida es breve, aunque no se lo diga a mis hijos.

La vida es breve, y he ido acortando la mía

de mil deliciosas e insensatas maneras,

mil deliciosamente insensatas maneras

que no le fiaré a mis hijos. El mundo es al menos

cincuenta por ciento terrible, y esa estimación

es conservadora, aunque no se la fíe a mis hijos.

Por cada pájaro que vuela, hay una piedra lanzada a un pájaro.

Por cada niño amado, un niño roto, ensacado,

hundido en un lago. La vida es breve y el mundo

es al menos mitad terrible, y por cada gentil

extraño, hay uno que te rompería,

aunque no se lo diga a mis hijos. Estoy tratando

de venderles el mundo. Cualquier buen agente de bienes raíces,

mientras camina a tu lado por una pocilga, pía

sobre un buen esqueleto: Este lugar podría ser lindo,

¿no? Tú podrías hacer que este lugar sea lindo.

Maggie Smith - A Tu Edad Yo Vestía una Oscuridad



A Tu Edad Yo Vestía una Oscuridad

varias tallas más grande. Me colgaba

como un vestido de mamá. Y ahora,



mientras hablamos, estoy cosiendo

una oscuridad que tú tendrás que desenredar,



y desenredando otra que tu tendrás

que coser de nuevo. ¿Qué puedo darte



que puedas quedarte? Una vez me preguntaste

¿Tiene fin el cielo? No, no tiene fin,



simplemente deja de ser una cosa

y comienza a ser otra.



A veces nos tomamos de las manos

y echamos la cabeza hacia atrás



para que el azul llene todo nuestro campo

de visión y así sentir



que formamos parte. No tenemos fin,

sólo dejamos de ser lo que somos



y comenzamos a ser ¿qué?

¿Dónde? ¿Qué puedo darte



para llevar ahí? ¿Estas sombras

de hojas, ese suelo del consuelo?



¿Esta suave oscuridad de segunda

mano? ¿Qué puedo darte



que te sea útil en tu segunda vida,

esa que tendrás que vivir sin mí?

1 nov 2017

Mario Benedetti - No te rindas

«No te rindas, aún estás a tiempo de abrazar la vida y comenzar de nuevo, aceptar tu sombra, liberar el peso y retomar el vuelo.

No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir los sueños, abrir las esclusas, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor, no cedas.

Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque yo te aprecio, porque existe el vino y el amor es cierto, porque no hay herida que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.

Recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida, remontar los cielos».

27 oct 2017

ASFÓDELO - William Carlos Williams





Del asfódelo, flor aún verde,
como un ranúnculo
sobre la horqueta del tallo,
salvo que es verde y leñosa,
vengo, querida,
a cantarte.
Juntos vivimos largamente
una vida llena,
si quieres así lo diré,
de flores. Por eso
me alegré
cuando supe
que también hay flores
en el infierno.
Hoy
estoy lleno de la borrosa memoria
de esas flores que los dos quisimos
-aun esta pobre cosa
descolorida
-la vi
cuando era chico-
poco apreciada entre los vivos
pero los muertos la ven
preguntándose entre ellos:
¿Qué es lo que recuerdo
y que está hecho
como está hecha esta cosa?
mientras nuestros ojos se llenan
de lágrimas.
De amor, constante
amor, está hablando
aunque un débil y apenas carmesí
la aviva
para hacerla creíble.
Hay algo,
algo urgente
que tengo que decirte a ti,
nada más a ti,
pero que debe esperar
mientras yo bebo
la alegría de estar juntos
quizá la última vez.
Y así,
con miedo en el pecho,
me demoro
y sigo hablando
-por miedo a pararme.
Óyeme mientras hablo
contra el tiempo.
No será
por mucho.
He olvidado
y veo sin embargo con bastante claridad
algo
central en el cielo
que
¡Un olor
emana de él!
¡Un olor dulcísimo!
¡Madreselva! Y ahora
llega el zumbar de una abeja
y toda una marea
de memorias hermanas.
Sólo dame tiempo,
tiempo para recordarlas
antes de que deba hablar.
Dame tiempo,
tiempo
Cuando era muchacho
tenía un libro
al que, de tanto en tanto,
agregaba flores prensadas;
luego, tras cierto tiempo,
tuve una buena colección.
El asfódelo,
agorero,
entre ellas.
Te traigo
resucitada,
la memoria de esas flores.
Eran dulces
al prensarlas
y retenían
algo de su dulzura
por largo tiempo.
Es un curioso olor,
un olor moral,
éste que me trae
cerca de ti.
El color
fue lo primero en irse.
Tuvo que llegarme
un desafío,
tu querido ser
mortal como yo lo era,
¡la garganta del lirio
ante el colibrí!
La riqueza sin fin
pensé,
me tiende sus brazos.
Mil tópicos
en un florecer del manzano.
A sí misma
se dio de buena gana la tierra generosa
¡El mundo entero
llegó a ser mi jardín!
Pero el mar
que nadie cultiva
también es jardín
cuando el sol lo hiere
y las olas
despiertan.
Lo vi
lo mismo que tú
cuando hace avergonzar
a todas las flores.
Además, allí está la estrella de mar
endurecida por el sol
y las otras hierbas
y algas marinas. Sabíamos esto
y lo demás acerca suyo
porque nacimos junto al mar,
conocimos sus setos rosa
al mismo borde del agua.
Allí crece la malva coral,
y cuando es época
las frutillas
y allí, más tarde,
fuimos a recoger
la ciruela silvestre.
No puedo decir
que llegué al infierno
por tu amor
pero muchas veces
me descubrí allí
al ir en tu búsqueda.
No me gustó
y quise estar
en el Cielo. Óyeme.
No te alejes.
Aprendí mucho durante mi vida,
en los libros
y fuera de ellos
acerca del amor.
La muerte
no marca su fin.
Hay una jerarquía
que puede ser recorrida,
creo,
en su servicio.
Su galardón:
es una flor mágica;
un gato de veinte vidas.
Si nadie viene a ponerlo a prueba
el mundo
saldrá perdiendo.
Ha sido
para ti y para mí
como el que vigila una tormenta
viniendo sobre el agua.
Estuvimos
año tras año
frente al espectáculo de nuestras vidas
con las manos juntas.
La tormenta desenvuelta.
El relámpago
juega sobre el filo de las nubes.
Hacia el norte el cielo
es plácido,
azul en los arreboles
mientras la tormenta crece.
Es una flor
que pronto alcanzará
el máximo de su florecer.
Bailábamos,
en nuestras mentes,
y leíamos un libro juntos.
¿Recuerdas?
Era un libro serio.
Y así los libros
entraron en nuestras vidas.
¡El mar! ¡El mar!
Siempre
cuando pienso en el mar
me viene a la mente la Ilíada
y el yerro público de Helena
que engendró el poema.
De no haber sido por él
no hubiera habido poema y el mundo,
si hubiésemos recordado
esos pétalos carmesí
desparramados sobre las piedras,
lo hubiera llamado simplemente
asesinato.
La orquídea sexual que floreció entonces
enviando a tantos
hombres
desinteresados a sus tumbas
les dejó su memoria
a una raza de locos
o de héroes
si el silencio es una virtud.
El mar solo
en su multiplicidad
guarda alguna esperanza.
La tormenta
resultó abortada
pero nosotros seguimos
tras los pensamientos que ella despertó
para
cimentar de nuevo nuestras vidas.
Es la mente
la mente
que debe ser curada
antes de la intervención
de la muerte
y se volverá otra vez
un jardín. El poema
es complejo y también el lugar que hay hecho
en nuestras vidas
para el poema.
El silencio puede asimismo ser complejo también
pero no se llega lejos
con el silencio.
Empieza otra vez.
Es como el catálogo
de naves en Homero:
ocupa el tiempo.
Hablo con figuras
lo suficiente, los vestidos
que llevas puestos también son figuras,
no podríamos encontrarnos
de otro modo. Cuando hablo
de flores
es para recordar
que en un tiempo
fuimos jóvenes.
No todas las mujeres son Helena,
ya lo sé,
pero tienen a Helena en sus corazones.
Querida mía:
lo tienes en el tuyo, por eso
te amo
y no podría amarte si no fuera así, de otro modo.
Imagina que ves
un campo hecho de mujeres
todas de un blanco-plata.
¿Qué habrías de hacer
sino amarlas?
¡La tormenta estalla
o se disipa! y no es
el fin del mundo.
El amor es algo más,
o al menos así lo pensé,
un jardín que se expande,
aunque te conocí como mujer
y nunca pensé de otra forma,
hasta que el mar entero
haya sido tomado
y todos sus jardines.
Era el amor del amor
el amor que devora todo el resto,
un amor agradecido,
un amor a la naturaleza, la gente,
los animales,
un amor que engendra
la gentileza y bondad
que me movieron
y eso fue lo que en ti yo vi.
Debí haber sabido
aunque no lo supe,
que el lirio del valle
es una flor que causa mucho mal
al que la sopla.
Tuvimos nuestros hijos
rivales en la furiosa arremetida general.
Los dejé a un lado
a pesar de cuidarlos
tanto como un hombre
puede cuidar a sus hijos
en la medida de mis luces.
Tú lo entiendes
tenía que encontrarte
después de lo que pasó
y tengo todavía que encontrarte.
Amor
al que también tú reverenciarás
conmigo;
una flor
una flor muy frágil
será nuestra alianza
y no porque
seamos demasiado débiles
para actuar de otro modo
sino porque
en la cumbre de mi potencia
arriesgué lo que debía hacer,
para probar que no obstante
nos amamos
mientras mis huesos sudaban
porque no podía gritártelo
en el acto.
Del asfódelo, esa flor algo verde,
yo vengo, mi amor,
a cantarte!
Mi corazón revive
cuando piensa que te trae noticias
de algo
que te concierne
y concierne a muchos hombres. Mira
lo que se hace pasar por nuevo.
No lo encontrarás allí sino
en los poemas despreciados.
Es difícil
obtener noticias de los poemas
aun cuando los hombres mueren miserablemente todos los días
por carecer
de lo que se encuentra allí.
Oyeme
que también a mí me conciernen
y a cada hombre
que quiere morir en su cama pacíficamente
reconciliado.

25 sept 2017

No sientas pena

No sientas pena porque la luz del día
al anochecer deje el paseo del cielo;
no sientas pena por las bellezas idas
 de campos y matorrales mientras el año pasa;
no sientas pena por la luna menguante,
ni porque las mareas retrocedan mar adentro,
ni porque el deseo de un hombre se vuelve por nada,
ni porque tu no me mires más con amor.
Esto lo supe siempre: el amor no es
sino la ancha flor que el viento asedia,
la gran marea que pasea por la orilla,
los escombros que dejaron los temporales.
Sentí pena de que el corazón aprende despacio
lo que la ágil mente contempla a cada rato.

Edna St. Vincent Millay

19 sept 2017

Salmo sin Música

No me resigno a que los corazones que aman sean sepultados bajo el duro suelo,
Así es, y así será, porque así ha sido desde tiempo inmemorial:
A la oscuridad se van, los sabios los bondadosos.
Coronados con lirios y laureles se van: pero no me resigno.

Amantes y pensadores húndanse en la tierra.
Sean uno con el polvo sin vida e indiscriminado.
Un fragmento de lo que sentiste, de lo que conociste,
Una fórmula o una frase permanece, pero lo mejor se ha perdido.

Las respuestas rápidas y perspicaces, la mirada honesta, la risa, el amor,
Todo se ha ido. Se ha ido a nutrir los rosales. Elegante y rizada en su floración.
Fragante es la floración. Lo se. Pero no estoy de acuerdo.
Más preciosa que todas las rosas del mundo era la luz de tus ojos.

Hacia abajo, adentro de la oscuridad de la tumba
Delicadamente se van, los hermosos, los tiernos, los bondadosos;
Suavemente se van, los inteligentes, los ingeniosos, los valientes.
Lo se. Pero no estoy de acuerdo. Y no me resigno.

Edna St. Vincent Millay

18 jul 2017

Paterson


Paterson, la película, describe la felicidad que existe en el disfrutar de una vida simple y rutinaria.

Esta planteada como una poesía de siete estrofas, siete días, cada una de las cuales tiene una cadencia siempre igual siempre distinta.

Él, no sabemos bien si es un conductor con el hobbie de poeta, o es un poeta de lo cotidiano que se alimenta de las triviales conversaciones de sus pasajeros. Ella, una artista, cantante, cocinera? que siempre está inventando algo nuevo pero sirve de apoyo y contención a Paterson.

¿Se puede ser feliz en una vida de rutina, sin héroes ni épica? La respuesta es si, y  está en el maravillarse en las pequeñas cosas que forman nuestro día: el reloj, el pulso de la ciudad, un beso a la amada al despertar, un paseo con el perro, enderezar el buzón todos los días.

Hay algunas claves en la película, los gemelos por ejemplo. Los gemelos o pares, los versos o pares, las coincidencias de a pares, los nombres de a pares, las ocupaciones de a pares. La película misma es un par, que se parea con un poema de Williams Carlos Williams


Acá dos de sus poemas...

El abrazo de las hojas
en los árboles
es un mundo
sin palabras
...

Es el beso 
de las hojas
no de la hiedra o de la ortiga, el beso
de las hojas de encina
Aquel que ha besado
una hoja
no tiene necesidad
de besar más.


JUSTO ES DECIRLO

Me comí
las ciruelas
que había
en la nevera

y que
probablemente tú
reservabas
para desayunar

Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frías 













10 jul 2017

Situación personal




Mi corazón se empecina en ver las cosas
la mitad con misterio y maravilla
y la otra mitad con sangre desvalida.
Un ala vuela así sobre la tierra,
alimenta la sal de la milagrería
mientras la otra se desangra herida.

Poseo un pantalón con varias manchas
y una camisa que he usado mucho,
una campera, los zapatos viejos,
algún par de alpargatas,
unos cuadros pintados por Roberto,
Manuel, Carlos, Cristóbal o el Gordo Mattalía,
unos libros que amo y que releo
en las noches que viajo adentro.
Y poseo también una manera muy tozuda
de escribir algún verso cotidiano,
pensar que he fracasado algunas veces
o a lo sumo he salido mano a mano.
Si establezco el balance, lo confieso,
me quedo muy perplejo, no sé si avanzo,
retrocedo o estoy con los picaflores
suspendido en un punto en el espacio.

Tampoco sé por qué razón de vida
me duermo preocupado, con angustias,
recuerdos, fechas, rostros, actitudes,
llagas, traiciones, tal vez caricias
y al otro día, como siempre,
me vuelvo a despertar sonriendo.

En otro orden de cosas siento mucho
no poder inventar la flor exacta
que nos haga llegar a la alegría,
matar el hambre, alumbrar los caminos.
Pero al final de cuentas puedo decir
que amo lo que hay que amar,
transito mis heridas, tengo mis dudas,
canto al amanecer de cada día
y estoy en paz, profundamente en paz
con mis fantasmas.


25 may 2017

No te detengas


No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.

No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.

Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
 
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:    
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores:
el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
 
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta del pánico que te provoca

tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.

No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …

90 pasos

 90 pasos Son 90 pasos, los conté yo mismo la última vez que fui. Cubren casi toda la parte lateral, por la diagonal son más, pero no muchos...