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12 abr 2012

Robert C. Wilson - Testigos de las estrellas




Testigos de las estrellas (Blind Lake, 2003) es un thriller de ciencia ficción del escritor canadiense-americano Robert C. Wilson. 

En esta novela se relatan los problemas personales de un grupo de científicos, periodistas y técnicos instalados en la base científica Blind Lake, al norte de Minnesota.

En la cual se logra observar el comportamiento de una civilización extraterrestre mediante un arreglo de telescopios orbitales, y la señal se filtra gracias al trabajo de unas computadoras cuánticas, aunque el método con el que estos equipos logran hacer esto no es comprensible para los seres humanos.

Para el escritor de obras de divulgación científica, Chris Carmody, su vida quedo afectada  cuando la publicación de su libro provocó el suicidio del científico en el que baso su obra.

Cris recibe  una invitación para realizar un escrito para una revista científica acerca de la base Blind Lake en Minnesota, en donde un par de miles de científicos y técnicos se encargan de mantener funcionando los O/BEC, las computadoras cuánticas en arreglo de red neuronal que se encargan de separar la señal útil de todo el ruido recibido por unos telescopios en la órbita de nuestro sistema solar.

Lo perturbador es que eventualmente los telescopios dejan de funcionar, pero la señal transmitida por estos equipos no se pierde.

Para la científica Marguerite Hauser, la vida se divide en dos partes, analizar la vida de "las langostas", los alienigenas del mundo HR8832/B, donde se encuentra posicionada la señal, así como cuidar de su hija Tessa, la cual sufre lo que parece ser de esquizofrenia leve, pues piensa que su reflejo es capaz de pensar por cuenta propia.

La vida cotidiana en la base se ve trastocada por una cuarentena obligatoria de la instalación, lo cual presagia que un gran cambio se avecina para la humanidad, para bien o para mal.

Solo vi un problema, el ex-esposo de Marguerite Hauser es planteado como un villano tan caricaturesco, que desentona con el tratamiento adulto y sobrio que realiza con los demás personajes.

Testigos de las estrellas es la mejor novela que he leído de este autor, mezcla ciencia esotérica con potente drama humano, pero siento que como en muchas otras obras artísticas, la novela es más que la suma de sus partes.

8 nov 2010

Robert Charles Wilson - Spin


Esta historia comienza con el tremendamente provocativo anuncio de que estamos en el año 4.000.000.000 d.C. Y que además, el protagonista se haya en un hotel en Padang mirando hacia el Océano Indico (No, ninguna referencia al tsunami que destruyo la ciudad en el 2004).

Pero pronto nos trasladamos a la época actual, donde se nos relata como una noche cualquiera las estrellas desaparecen. Esto desde la perspectiva de tres niños, casi adolescentes, que observan, atónitos, el fenómeno.
Pronto nos enteraremos de que se trata de una especie de membrana (llamada spin) que cubre la Tierra, colocada por una misteriosa inteligencia alienigena, y que hace que el tiempo se haga mas lento en su interior.

Un día en la Tierra equivale a millones de años allá afuera.

La idea de que la humanidad entera sea proyectada violentamente hacia un futuro inconcebible abre sin duda infinitas posibilidades para un autor osado e imaginativo.

No, no es el camino elegido por Robert Charles Wilson. Porque a pesar de esta presentación intensamente provocadora, la acción rápidamente se sumerge en la historia de estos tres niños, luego jóvenes y adultos. Vemos como desarrollan sus vidas, que, como todas las de los demás seres humanos, desde entonces quedara marcada por el espectacular fenómeno celeste.

Los tres personajes son: Un científico obsesionado por entender la naturaleza del spin; su hermana, que, arrastrada por la confusión y la desesperanza, termina asociándose a sectas religiosas de carácter apocalíptico; y el médico que es el mejor amigo del científico y quien esta eterna y platónicamente enamorado de la hermana. Es a través de los ojos de este último protagonista que se nos expone la acción, pues la obra esta escrita en primera persona.

¿Cual es la apuesta de Wilson?

La ciencia ficción dura, aquella basada en avances tecnológicos o científicos, suele ser criticada por su escaso o deficiente desarrollo de personajes. De hecho, la “nueva ola” de los 60′ y el “movimiento feminista” de principios de los 70′, se caracterizaron por enfocarse en esta insuficiencia.

Hay esencialmente dos opciones para enfrentar este problema.

Una es ubicar a los protagonistas en un posición proactiva, desde donde puedan modificar la realidad a la que están sometidos. Y esta es sin duda la típica novela de hard science fiction, donde los personajes son audaces guerreros, astutos políticos, o simples personas que por azar llegan a tener el destino del mundo en sus manos.

La otra es asumir la realidad como algo que los protagonistas no tienen ninguna posibilidad de modificar. La novela se transforma en una crónica de como estos fenómenos influyen en el vivir y el convivir de los personajes, o de la sociedad como un todo.

Wilson intenta una tercera opción, desafiante y arriesgada.

El autor define una realidad tan apabullante, que casi por definición, es imposible de ser enfrentada, ni siquiera entendida cabalmente por los protagonistas. Sin embargo, Wilson igualmente coloca a los personajes en posiciones desde donde quizás podrían hacer algo, solo para terminar exponiendo aun mas su impotencia fundamental y la futilidad de sus esfuerzos.

Así, la acción se vuelve un poco lenta y pesada.

Entonces, Wilson recurre a dos estrategias. Ambas con resultados ambivalentes.

Primero genera tramas secundarias, para mantener la atención del autor y la idea de que algo esta pasando mientras damos vuelta las páginas. Por un lado aparecen conspiraciones gubernamentales, persecuciones y disparos. Por otro lado, una secta religiosa apocalíptica que se interpone persistentemente en el romance de turno.

Si, el autor es muy hábil en esto, pero al final queda la sensación de estar presenciando una tanda publicitaria que interrumpe el desarrollo de la historia que realmente importa.

Segundo, Wilson arroja por aquí y por allá algunas ideas realmente evocadoras y provocativas. Por ejemplo, la aparición de una civilización marciana de cien mil anos de antiguedad, descendiente de humanos que fueron a colonizar el planeta rojo. En la Tierra unos pocos años han pasado, en Marte, imperios han nacido y han muerto. Si, queremos saber mas de eso. Pero Wilson no nos da mas.

La novela esta llena de pequeños conceptos como este, frases clave, de las cuales uno diria, si, aquí hay una buena historia en estado embrionario. Pero el autor no desarrolla nada de eso.

Cuando uno repasa las páginas de Spin no puede dejar de rememorar Extraño en Tierra Extraña de Heinlein, y en verdad uno parece estar leyendo una novela mas propia de los anos sesenta que del tercer milenio. La presencia de un visitante marciano, su asociación a movimientos religiosos, y el hecho de que este termine asesinado son coincidencias un poco demasiado evidentes.

Asimismo, no falta el mensaje ideológico que el autor no se molesta en disfrazar mucho, también una característica mas propia de novelas de ciencia ficción de hace cuarenta años atrás. En este caso intentando convencernos de ideas muy maltusianas sobre el agotamiento de los recursos planetarios.

En definitiva, desde mi humilde opinión, una novela cuyos mayores méritos son el excelente estilo narrativo que logra mantener la atención del lector a lo largo de sus 450 páginas, y un racimo de conceptos e imágenes realmente cautivantes pero que quedan tan solo en eso. También destaca la solidez y plausibilidad con que presenta ciertos avances científicos y tecnólogicos.

Por otro lado, el enfoque que el autor eligió, el de aburrirnos con las historias comunes y corrientes cuando el mundo esta cambiando de una forma tan total y definitiva, y el que se niegue a conducirnos por temáticas mas interesantes hace que uno termine bastante frustrado con la novela.

Robert Charles Wilson gano el Hugo 2006 a mejor novela por este trabajo. Pienso que se lo merecía, sin duda por su trayectoria en el campo de la ciencia ficción, mas no por esta obra en particular.

Robert Charles Wilson publicó su primera novela, A Hidden Place, en 1986. Desde entonces han aparecido otras 11 novelas y poco mas de una docena de cuentos de este autor nacido en Estados Unidos pero que vive en Canadá desde pequeño.

No siendo una producción particularmente prolífica, Robert Charles Wilson ha sido capaz de irse ganando poco a poco el reconocimiento del público de la ciencia ficción. Es así como finalmente en el ano 2006 se le otorga el premio Hugo a mejor novela por su trabajo “SPIN”. Este es en verdad el único premio de los tres mas importantes del género (Hugo, Nebula, Locus) que Wilson ha logrado ganar, aunque había sido nominado en dos ocasiones para un Hugo y en una para un Nebula. Asimismo, en tres ocasiones anteriores había sido distinguido con el Philip K. Dick Award.

90 pasos

 90 pasos Son 90 pasos, los conté yo mismo la última vez que fui. Cubren casi toda la parte lateral, por la diagonal son más, pero no muchos...