14 dic 2012
Stephen Greenblatt - El giro
Greenblatt es el padre del llamado Neohistoricismo, desarrollado a partir de los años 80 del siglo XX, y que se ha expandido de forma notable hasta nuestros días. Esta corriente histórica se basa en una propuesta simple pero poderosa: una obra literaria debe ser considerada como producto de la época, lugar y circunstancias en las que se escribe. Los seguidores de esta corriente intentan juzgar épocas históricas a través de su línea cultural e intelectual, que se refleja en la literatura que generan. La epistemología, el estudio de la teoría del conocimiento, es básica en el neohistoricismo.
Precisamente “El giro” hace uso de esa corriente de análisis del conocimiento, y a través de la lectura y la evolución histórica de un poema clásico desaparecido y hallado en el siglo XV, nos lleva en un apasionante viaje a través del fin de la Edad Media y los comienzos del Renacimiento, con algunas referencias al momento actual de la historia.
“De rerum natura” (“Sobre la naturaleza de las cosas”), poema filosófico de Tito Lucrecio del género de losperiphyseos, transmite algo inédito en los tiempos de la agonizante Edad Media. En contraste con el misticismo cristiano, ya absolutamente dominador cultural y económico de la época, el poema de Lucrecio, redescubierto por el cazador de tesoros culturales italiano Poggio Bracciolini, trae a la luz un camino ya olvidado por el hombre de aquellos días, el de los atomistas griegos.
Dividido en seis libros, “De rerum natura” clama por la libertad del hombre, en un mundo donde los dioses, o no existen, o si existen no tienen influencia alguna en el destino del ser humano, porque no son partícipes de su devenir, no se preocupan por él, y ni siquiera iniciaron el universo que vemos. Todo lo físico, dice Lucrecio, está compuesto por átomos y vacío, y resulta absurdo que temamos a la muerte, ya que no hay un más allá, y todo lo que hagamos mientras vivamos será todo lo que podamos hacer jamás, al menos bajo la misma configuración física que tenemos.
En este poema se unen de forma magistral y ajena a prejuicios religiosos, tanto la física atomista de Demócrito como la filosofía moral de Epicuro, en un avance de la ciencia moderna que ofreció una nueva visión del mundo, que influenciaría decisivamente el nacimiento del humanismo. El alma del hombre consiste en átomos diminutos que se disuelven como el humo cuando este muere. Lo es capaz de saber el ser humano proviene sólo de los sentidos y de la razón. Los sentidos son dependientes y la razón no está desprovista de fallos y puede ser confundida. Cuando uno se muere, dice Lucrecio, los átomos del alma y los átomos del cuerpo continúan su esencia, dando forma a todo lo que nos rodea: rocas, lagos, flores u otros seres humanos.
Este poema, como antes he mencionado, no sólo continúa la tradición griega de los atomistas, sino que, escrito en el siglo I y redescubierto en pleno final de la Edad Media, inicia una nueva visión de la física que continúa hasta nuestros días. En una abadía alemana, Poggio desempolvó una pieza enorme del rompecabezas cultural clásico, una grieta en la filosofía cristiana, que terminaría por despedazarla por completo, influenciando filósofos e historiadores, pero también incluso a los modernos científicos atomistas, hasta llegar a la Física Cuántica.
Greenblatt nos relata los precedentes, el descubrimiento y la influencia cultural de este transcendente poema, con un estilo cercano, didáctico, riguroso y al mismo tiempo sentimental. El amor por los libros y el conocimiento que transmiten es el motor básico de este profesor deHumanidades en la Universidad de Harvard, y a través de su experiencia personal como lector y escritor, nos introduce en la vida y milagros del humanista Poggio Bracciolini, descubridor del poema latino (y de otros), contándonos el mundo en el que vivía, comía, estudiaba y trabajaba este descreído italiano, que llegó a trabajar como secretario del Papa Bonifacio IX y a convertirse en canciller de Florencia en 1453.
El objetivo fundamental del poema, liberar al ser humano del miedo a los dioses, suponía una ruptura fundamental con la ideología dominante en la época de Poggio, inspirada y defendida con uñas y dientes por las distintas iglesias cristianas. El propio secretario papal sufre en sus propias carnes no sólo la ortodoxia de la iglesia católica, sino las luchas de poder que se desatan en su seno, originadas por la ambición material de unos y las necesidades dogmáticas de los otros.
Greenblatt nos lleva, a través de un ensayo de poco más de 200 páginas (notas aparte) por un camino delicioso, a través del cual conocemos no sólo la evolución de la escritura y la lectura creadas por el ser humano, sino también las perversiones originadas por el poder absoluto, y la lucha por deshacer este monopolio cultural, a través de armas escritas en papel, como este poema, que revolucionó el universo filosófico de no pocas personas de la época.
Las sinopsis de los libros en muchas ocasiones no transmiten, ni para bien ni para mal, aquello que encontraremos en el texto interior... este es uno de los casos más flagrantes. Quien leyera la sinopsis, creería encontrarse ante un texto árido de múltiples referencias, centrado en la filosofía más pura y dura, sin conexión con el propio universo. Nada más lejano a la realidad en “El giro”. Escrito por un erudito, pero también por un lector impenitente, nos hace saborear el amor por la lectura, por los escritos perdidos que, sin importar cuándo fuesen garabateados, aún tienen mucho que transmitirnos, sus voces deben ser conservadas, aún cuando supongan una ruptura frontal con lo establecido. Quizá si Poggio no hubiese descubierto “De rerum natura” nos hubiera llevado mucho más tiempo llegar al momento actual...
Este volumen me ha sorprendido muy agradablemente, y he disfrutado tanto leyéndolo, que me ha apenado terminarlo. Relata con una cercanía tan absoluta una época histórica, y la enlaza también con nuestros días y su propia experiencia personal, que resulta tan didáctico como enriquecedor y sentimental. Una vez más, la editorial Crítica trae a nuestro país una nueva joya, que merecería estar en cualquier biblioteca que aspire a llevar tal nombre. Un merecidísimo Premio Pulitzer de ensayo.
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