16 jul 2012

Javier Sierra - En busca de la edad de oro


 Muchos misterios envuelven la historia de la humanidad. Misterios que en más ocasiones de las que sería deseable pasan desapercibidos para algunos arqueólogos y antropólogos ("científicos" del pasado), que ven su trabajo no como algo excitante e importantísimo para los hombres y mujeres del presente, sino como algo rutinario y aburrido consistente en encontrar, desenterrar y encuadrar dentro de modelos y teorías preestablecidos todo aquello "nuevo" que aparece. 

Cientos de legados arqueológicos fascinantes y desconocidos pueblan zonas misteriosas en Egipto, Israel, Perú, Bolivia o Francia. Restos a veces tan sumamente complicados, matemáticamente ideados y estudiados, de tamaños descomunales que, de ser hechos hoy día, plantearían no sólo dudas arquitectónicas, sino también dificultades máximas en su realización por los lugares elegidos para ser levantados y por los tamaños de sus materiales básicos. Si esas dudas nos sacudirían así en pleno siglo XXI, qué pensar de los pueblos que consiguieron erigirlos con (en teoría), medios rudimentarios. 

En esos y otros misterios ahonda Javier Sierra en su libro "En Busca De La Edad De Oro". Un libro fascinante donde cada capítulo nos muestra lo mucho que podemos a llegar a desconocer de aquellos que nos precedieron, y al tiempo asombrarnos de los hechos y monumentos tan fascinantes que nos legaron, quién sabe si con la intención de que generaciones venideras siguiesen usándolos y aprovechándose de la sabiduría adquirida quién sabe dónde y por quién. 

Pueblos perdidos en los lugares más recónditos del planeta tienen conocimientos por vía oral y tradicional que sólo recientemente han podido ser comprobados por la ciencia moderna como verdaderos. Lugares separados geográficamente por miles de kilómetros de lenguas de tierra, y a veces por mares y océanos, muestran paralelismos casi idénticos en edificaciones de épocas similares. ¿Somos los hombres actuales decididamente más avanzados que nuestros antepasados? ¿O se ha producido a lo largo de la historia de la humanidad una involución? 

"En Busca De La Edad De Oro" facilitará mucho la búsqueda de determinadas respuestas, o cuanto menos fomentará dudas sobre qué pasó o pudo pasar antaño. Javier Sierra, en éste libro, hará que el lector sienta la necesidad de investigar, la llamada de la aventura y, quién sabe, la necesidad de búsqueda de nuevas teorías que den respuestas a tantas y tantas incógnitas en materias históricas como las que en "En Busca De La Edad De Oro" se plantean.

Jonas Jonasson - El abuel que saltó por la ventana y se largó

Convertido en superventas en Escandinavia y en Alemania, el escritor sueco Jonas Jonasson aterriza en España con su primera novela, El abuelo que saltó por la ventana y se largó, con la que recorre de la mano de un abuelo centenario "las miserias de la humanidad" de todo el siglo XX.

 Si el título es, cuando menos, curioso y surrealista, no menos estrambótica es la historia de su protagonista, Allan Karlsson, un anciano que, el día en que se celebra la fiesta de su 100 cumpleaños en presencia de las autoridades locales, decide escapar y se ve envuelto en mil aventuras, siempre guiado por un despierto sentido común y un escaso temor a la muerte y el crimen. En una entrevista concedida a Efe, Jonasson (Växsjö, 1962) comenta que "esta historia surgió entre una veintena de historias que estaba escribiendo, todas con un tono humorístico y satírico que giraban alrededor de la incomunicación entre los humanos". El punto de partida de El abuelo que saltó por la ventana y se largó (Salamandra/La Campana) fue el título, que, según el propio autor, "podía invitar a la gente a comprar el libro con solo ver la portada, y eso me animó a continuar", justamente lo contrario de lo que le está pasando con su segunda novela, que ya casi tiene escrita pero para la que no tiene todavía un título definitivo.

Allan Karlsson era el guía que necesitaba para transitar por el siglo XX, comenta Jonasson, quien advierte de que la "fuerte personalidad" de su protagonista fue creciendo con la escritura, hasta el punto de que tuvo que retocar la primera parte de la novela. "En una primera versión, Allan era un hombre curioso por las cosas, mientras que al final no resulta ser tan curioso, sino que toma las cosas tal como se le presentan", comenta. El azar, admite el autor, resulta vital en esta novela fluvial, en la que Karlsson se encuentra con personajes históricos como Franco, Truman, Churchill, Stalin, Mao Zedong o De Gaulle.

 Además de la Gran Historia de la que es testigo en su dilatada vida, Karlsson vive su propia peripecia en su huida por toda Suecia desde el momento en que se apodera de una maleta con 50 millones de coronas suecas de un joven delincuente. Su único propósito, dice Jonasson, era "escribir un libro donde todo el rato tienes ganas de pasar a la siguiente página, en lugar de pasar a la siguiente novela", y por ello, añade, "nunca me paro en descripciones líricas y poéticas, no me detengo en descripciones de emociones o en la descripción física de los personajes, parcelas que debe rellenar el lector". En su repaso de las miserias del siglo XX, el autor propicia que Karlsson se encuentre con "algunos de los personajes que representan lo más terrible del siglo pasado". Un "problema de logística" le impidió situar a su protagonista en el régimen del apartheid sudafricano, pues en esos mismos años lo sitúa en París, donde ayuda a De Gaulle en el Mayo del 68: "El general francés estaba disponible, mientras que Nelson Mandela estaba todavía en prisión". "También he excluido los campos de concentración nazis, porque quiero describir la miserable humanidad, pero otra cosa sería entrar en lo miserable de lo inhumano", comenta Jonasson, que se ve incapaz de hacer lo que Roberto Benigni hizo en "La vida es bella".

 Aunque se puedan establecer paralelismos con Don Quijote o con Forrest Gump, "dos personajes definitivamente locos", Jonasson piensa que su Allan Karlsson está más cerca del protagonista de Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek: "No sabemos si Karlsson y Svejk son los hombres más estúpidos del mundo o si fueron los únicos que entendieron lo que realmente pasó". Asegura Jonasson que se ha desentendido totalmente del proyecto para llevar al cine la historia del abuelo centenario, un filme que dirigirá el actor y cineasta sueco Felix Herngren.

Vernor Vinge - El monstruo de galletas



La ficción de Vernor Vinge, matemático y amante de las denominadas ciencias duras, delata su formación académica. Desde sus primeros relatos el norteamericano ha orientado su obra hacia dos direcciones sin relación aparente, en las que, sin embargo, cobran gran importancia el hecho científico y la tecnología. El reconocimiento en el mundo de la ciencia ficción le llegó principalmente gracias a sus aportaciones en el terreno de la space opera, subgénero que siempre ha enfocado desde una perspectiva hard. La Serie de las Burbujas, compuesta por La guerra de la paz (1984) y Naufragio en el tiempo real (1986) (cuya reedición, aprovecho para decir, sería una agradable noticia para los aficionados españoles), y especialmente dos de sus novelas galardonadas con el otrora prestigioso premio Hugo, Un fuego sobre el abismo(1992) y Un abismo en el cielo (1999), primeras entregas de una trilogía aún sin cerrar, le alzaron hasta el panteón de los principales escritores del género en EE UU, país en el que la cf dura todavía goza de un elevado prestigio.

Sin embargo, al margen de sus novelas más populares, Vinge cuenta también con otra faceta narrativa menos conocida, que si bien no ha obtenido el mismo predicamento que la anterior, es sin duda igual de interesante. En ella explora los posibles futuros próximos que las nuevas tecnologías podrían propiciar, ejercicio imaginativo que conlleva una carga especulativa “útil” de la que su otra obra de ficción carece. Reivindicado por muchos lectores como uno de los escritores clave en el nacimiento del ciberpunk tras la publicación de la novela corta titulada “True Names” (y no “True Times”, como refiere el prologuista de este volumen), Vinge ha obtenido también importantes premios de la cf norteamericana merced, precisamente, a un puñado de narraciones cortas que indagan tanto en los nuevos conceptos surgidos de la revolución informática como en las consecuencias de los avances tecnológicos que ésta ha traído.

El monstruo de las galletas, recientemente publicado por AJEC, es un ómnibus literario que contiene dos novelas cortas situadas precisamente en esa misma línea: una de título homónimo, ganadora de los premios Hugo y Locus en 2004, y “Acelerados en el instituto Fairmont”, vencedora también en el Hugo de 2002 y origen de Rainbows End, recientemente galardonada con el premio Hugo en su máxima categoría. La primera de las narraciones se apoya en parte en uno de los efectos de la Teoría de la Singularidad Tecnológica, por la que es conocido Vinge fuera del entorno literario. El mundo virtual cíclico en el que transcurre la historia avanza en progresión exponencial, lo que termina por provocar algunos efectos imprevistos. Los personajes, avatares de individuos reales, ignorantes en principio de su propia naturaleza artificial, buscan, una vez descubierto el engaño, el modo de avisar a sus siguientes iteraciones. Como no tienen superpoderes, han de idear un método para que el mensaje no desaparezca en el “reseteo” del sistema.

Si les suena el argumento no es por casualidad. La novela “El monstruo de las galletas” pertenece a ese tipo de ciencia ficción actual tendente al tradicionalismo que, algo cansada y exenta de originalidad, se empeña en repetir esquemas e ideas clásicas (o recientes) desde las colecciones de género. Empieza a ser evidente que vender la cf como literatura de ideas quizás no haya sido tan buena ídem, ya que cuando éstas se acaban, el género sufre una negación de la mayor. Si la realidad alcanza a la ficción, si el paso del tiempo crea un efecto acumulativo (un siglo da para muchas historias) en el que la saturación impide encontrar nuevos conceptos, hay que buscar soluciones. Desde el género se ha apostado por dos: la extremosidad en las ideas, que en muchos casos torna incomprensibles las tramas y las aleja del lector, y la autorreferencialidad, tanto en modos como en argumentos, en muchos casos para añadir sólo una pequeña vuelta de tuerca a una historia ya conocida, como en este caso.
La reiteración, en realidad, no es el problema. Se pueden repetir esas ideas siempre que la riqueza literaria (capacidad estilística, trama original y bien conjuntada, profundidad de personajes…) se instaure como principal objetivo. De hecho, la gran literatura repite continuamente temáticas y enfoques, pero eso no va en su detrimento, porque su objetivo no es la idea, sino todo lo que la rodea literariamente. En este caso, la ocurrencia de Vinge es buena, pero ya no sorprende a nadie, porque para colmo de males, el referente es cinematográfico y mundialmente conocido. ¿Qué le queda entonces? Todo aquello que conforma la literatura más allá de la idea, y ahí “El monstruo de las galletas” ha de solventar dos escollos insuperables. Cuanto más corto es el relato más se debe a lo que se cuenta que a cómo se cuenta, y recordemos que ésta es una novela corta. Por otra parte, en este caso el propio argumento auspicia la ausencia de una personalidad compleja en los personajes, pues éstos no son más que constructos efímeros que no han de tener necesariamente una identidad elaborada. Es algo que como excusa funciona, pero que no suma atractivo al relato.

“Acelerados en el instituto Fairmont”, considerado en su totalidad, es un relato aún más feble que el anterior, principalmente por la impresión de narración incompleta que deja. Podría pasar por un mero capítulo dentro de una novela, capítulo cuyo único aspecto interesante es el escenario de futuro cercano que presenta. Vinge alumbra en este caso una visión personal sobre las posibilidades que ofrecerá la tecnología a nuestros jóvenes y cómo moldeará ésta su manera de entender el mundo. Un insignificante detalle, suma de atrezo y bioingeniería, trata de aportar una cierta finalidad al relato sin conseguirlo. No niego que la galardonada novela posterior, originada en esta historia, pueda estar bien, pues tanto la ambientación como el mundo propuesto están bien trabajadas y despiertan un cierto interés que seguramente se acreciente con el paso a una longitud mayor, pero las posibles bondades de un hijo nunca han supuesto méritos con los que exonerar a un mal padre, ni en este caso, para salvar al presente relato de la inanidad argumental.

Sin duda, lo peor de todo el asunto es que no estamos ante dos muestras anodinas rescatadas del montón, sino ante dos novelas cortas galardonadas con alguno de los premios más ilustres de la ciencia ficción norteamericana, dos narraciones alabadas además por gran parte de la crítica de aquel país. La sensación de obsolescencia que arroja desde hace unos años la ciencia ficción en EE UU, desde los escritores a los críticos, pasando por los mismos lectores, es cada vez mayor. Y para colmo, la factura del libro, algo habitual en AJEC, está más cerca de la fanedición que del profesionalismo.

8 jul 2012

Estelares - El costado izquierdo



El grupo Estelares acaba de editar su sexto disco de estudio, “El Costado Izquierdo”, en el que nuevamente Manuel Moretti y sus socios emergen de la expedición hacia la canción pop con un gran disco que incluye 13 notables melodías, con una lírica precisa de una banda que va consolidándose como una de las mejores de la escena local.
Estelares es una evidencia incontrastable de que el rock argentino sigue produciendo grandes canciones y que no todo está perdido, mucho más si se toma el notable aporte letrístico del poeta de Junín, Manuel Moretti.
Mezclando a los poetas tangueros, a Leonardo Fabio, a los mejores letristas del rock local y su impronta, Moretti encabeza un grupo que también integran Sebastián Rubin y Manza Esaín, que no pierde el frenesí por componer las canciones más hermosas, honrando una tradición tanto argentina como estadounidense y británica.
La banda ha venido trabajando con amplia libertad, al punto de componer un disco repleto de hits y clásicos como “Sistema Nervioso Central” y sucederlo con el melancólico y desgarrado “Una temporada en el amor” -inspirado en el Favio cantante-, entregando canciones imperdibles, sin importar si el aparato o el sistema imperante van a difundirlas por los canales tradicionales.
De boca en boca o a través de Internet, las canciones de estos discos llegan a Córdoba, a la Cordillera de los Andes, a la Patagonia y al Norte, con el empuje y la vitalidad que la ciudad de La Plata parece darle a sus hijos artísticos, aunque Moretti sea adoptivo ya que nació en Junín.
En este disco los Estelares decidieron hacerse cargo de la producción del álbum y el manejo de las perillas corrió por cuenta del guitarrista Victor Bertamoni, ayudado por el experimentado Sebastián Perkal.
En el camino al estudio, su baterista Carlos Sánchez dejó el grupo, y Moretti consiguió que Fernando Samalea se hiciera cargo de los parches a lo largo de todo el álbum, con resultados más que satisfactorios.
Este es sin dudas un disco más pop, al punto tal que Bertamoni, el faro señero del área musical del grupo, le cedió gran parte del protagonismo al quinto integrante de la banda, el tecladista Eduardo Minervino, que tiene intervenciones destacadas a lo largo de todo el álbum.
El grupo convocó a un trompetista y a un saxofonista para que realizaran arreglos para embellecer algunas canciones, pero también consiguió que el notable Alejandro Terán realizara hermosos arreglos de cuerdas en algunas canciones.
Pero las dos participaciones de alto nivel son la de Enrique Bunbury en la hermosa “Aleluya” y Ale Sergi de Miranda cantando en “Internacional”, que sobre una base electrónica, se toma con mucha ironía la modernidad, lo que es ser “cool”, “in o out”. Otra participación es la del poeta platense Fernando Rickard, cantante del grupo Pájaros en la canción “Dos o más”.
A una primera escucha, uno puede detectar aquellas canciones que serán hits radiales y otras que van camino a ser los clásicos amados por los fans: en el primer grupo se ubica el single “Doce Chicharras”, la rumbita a lo Rodríguez, “El Ultimo Beso” y “Necesito”.
Entre aquellos himnos que iluminarán las noches de intimidad de Estelares y sus fans se encuadran “Aleluya”, “Rimbaud”, “Hasta que llegues, “Islas” y “Playa Unión”, entre otros, aunque en este disco es imposible encontrar puntos bajos.
“Aleluya” es un rockito con un arreglo de vientos que recuerdan a un mariachi en plena ranchera, en el que Moretti muestra que su pluma estaba tan inspirada como la pierna derecha de Riquelme o la zurda de Messi.
“Hoy, sobre el pinar se puede ver el final del cielo”, es la frase que abre la canción en la que Bunbury entona el exquisito estribillo redactado por Moretti que reza: "Yo me acostumbré a abandonar casi todo lo bello, siempre el temor sobre mí y sobre vos aquí. /Yo supe ser un vendaval de aves errantes, es que tu sabes más de mí, que yo de mí”.
“Rimbaud” es un homenaje al pasado de los Estelares y de aquellos que han cursado Bellas Artes y Filosofía y Letras en La Plata, ya que el líder del grupo recuerda a Arthur Rimbaud, a Jean Cocteau y a los pintores Antonio Berni, Paul Klee y el mendocino Carlos Alonso.
“Islas” es una de las gemas del disco, una hermosa balada a guitarra y piano que recurre a la geografía para retratar la distancia que existe en una pareja, en la que el hombre le pide a su chica: “no seamos islas, tendamos un puente, juguemos mi amor, hagamos una fiesta invitémoslos a Dios y al Sol”.
Esos minutos de melodía están acompañados y embellecidos por un exquisito arreglo de cuerdas de Alejandro Terán, que Bertamoni, como productor, dejó sonando cuando la banda deja de tocar, como una coda preciosa.
En “Necesito”, Moretti un admirador del pop romántico español, argentino e italiano de los 60 y 70 se saca un gusto y compone una canción que en materia sonora ronda la cursilería con esos arreglos de bronces a lo Palito Ortega, pero que brilla a partir de su letra.
Sin negar la influencia que Andrés Calamaro ha tenido sobre el grupo, Moretti convocó al Chino Scornik para armar la letra de “Solo por hoy (Chica Oriental)” en la que cuenta su amor una asiática, mientras que el piano de Minervino hace relucir frases como “conocí a una chica del Barrio Oriental, a la que supe pintar, la hice canción” y “ser tu flor sin raíz, soy tu jazmín del país”.
En “Hasta que llegues”, Estelares se mete en la historia del patito feo, con Bertamoni entregando un gran riff a la vez que Moretti va contando su amor por ese cisne al que casi al final le descubre que se le desarmó el viejo disfraz.
En “Casa por Casa” se rompe el invicto de Moretti, ya que la totalidad de la canción es autoría del bajista Pablo Silvera, que apura el ritmo para narrar otra forma de desamor y obtener frases imperdibles como “ella fue un color, nombre de una remera de selección, una colección de amor, de despedida, reflejo en el espejo del dolor”.
El disco se cierra con la acústica “Playa Unión” que tiene larga y más que interesante letra de Moretti, en la que Bertamoni se deja acompañar por otro gran trabajo de las cuerdas a cargo de Terán.



1. - Doce Chicharras (3:32)
2. - Rimbaud (3:49)
3. - Aleluya (5:02)
4. - Necesito (4:02)
5. - Solo por Hoy (Chica Oriental) (4:03)
6. - Hasta que Llegues (3:45)
7. - Islas (4:26)
8. - Julia (3:33)
9. - Casa por Casa (3:44)
10. - El Ultimo Beso (2:49)
11. - Internacional (3:07)
12. - Dos o Mas (2:58)
13. - Playa Union (4:36)

Los temas que me gustaron

Aleluya


Rimbaud 


Islas


The black keys - Brothers




Hay discos que llegan a mis manos que tienen la magia en convertirse por determinado tiempo como la banda sonora en mi vida. Brothers por The Black Keys es uno de ellos.
Simplemente y al punto Brothers es un álbum de blues contemporáneo excepcional: es una pócima misteriosa y espesa llena de rock añejo setentero, clásico R&B y un eterno blues producido por el ya famoso Danger Mouse.
Este material cubre extenso terreno del rock sureño con toques de soul como en el cover del éxito de Jerry Butler “Never Gonna Give You Up” y una desagarradora interpretación en “Too Afraid to Love You, un vintage r&b en “Unknown Brother”, un post- Hendrix psicodelia en “Black Mud” y hasta un glam-blues en  “ She’s Long Gone” con unos riffs impresionantes, “Howlin’ For You” y “Ten Cent Pistol” con una narrativa imaginativa y chueca.  Un sonido crudo e inclinado hacia bruscas mezclas y primeras tomas.
El rock minimalista, llevado a su máxima expresión, es el ingrediente perfecto de este menjunje musical. El sonido característico de este material discográfico es influenciado por los grandes músicos como Jimmy Hendrix, The Doors y Led Zeppelin.
Después de 5 álbumes, y de que cada quien hiciera trabajos por su cuenta, los mejores amigos  Dan Auerbach (vocalista/guitarrista) y Patrick Carney (baterista/productor) clasificados como los “indie dudes” que hacen música blues, regresaron a reafirmar su dedicación por cada uno con Brothers.
Este álbum coloca a The Black Keys como uno de los grupos más importantes de la década, ya que han hecho magistralmente un álbum redondo y el más largo de sus carreras con 15 temas escogidos uno a uno con desesperación y duda.
No solamente es mi opinión: sino la de muchos críticos y conocedores de música y revistas especializadas. Brothers tiene que ser uno de los mejores álbumes del 2010 dentro del mundo de plétora musical.
“Tighten Up”, “Too Afraid To Love You”, “Next Girl”, “Ten Cent Pistol”, “Never Gonna Give You Up”, “Black Mud”, “Unknown Brother” y “She’s Long Gone” son lo mejor de este álbum, y no te lo puedes perder.
Lista de temas
01. Everlasting Light
02. Next Girl
03. Tighten Up
04. Howlin' For You
05. She's Long Gone
06. Black Mud
07. The Only One
08. Too Afraid To Love You
09. Ten Cent Pistol
10. Sinister Kid
11. Go Getter
12. I'm Not The One
13. Unknown Brother
14. Never Gonna Give You Up
15. These Days

Too Afraid To Love You

The Black Keys – Tighten Up

Hot chip - In our heads



“Mucha música pop moderna es realmente materialista. Me pone feliz hablar sobre algunas cosas esencialmente buenas”. Con esas palabrasJoe Goddard, cantante y frontman de Hot Chip, se refería en declaraciones recientes a la temática de su excelente nuevo disco, el quinto de su carrera,  In Our Heads.

Y es una frase completamente acertada, teniendo en cuenta que los ingleses abordan cuestiones tales como el placer intrínseco de escuchar música, la felicidad de una relación duradera y de la vida cotidiana (“These chains you bound around my heart complete me, baby/i would not be free”) y, en general, una sensación de satisfacción y bienestar con el mundo. Todo en el disco, desde la elección de la portada -una especie de vitraux pop ala Roy Lichtenstein- , a las melodías de las canciones y el contenido de las letras, transmiten un espíritu de diversión despreocupada  y, básicamente, ganas de pasarla bien.
Al principio llama la atención que un disco así, que carece del elemento de dramatismo y dolor que tantas veces funciona como motor impulsivo y da fruto a manifestaciones artísticas de esas que tocan el alma, no resulte para nada superficial. Por el contrario, In Our Heads tiene una sensibilidad muy aguda, y es un trabajo totalmente sincero y nada forzado. Goddard canta sobre cosas que le pasan, y no intenta entrar en territorios más oscuros o describir experiencias extremas, simplemente porque no ve la necesidad de hacerlo.
En esa honestidad reside uno de los mayores atractivos de Hot Chip, que a lo largo de los años nunca necesitaron encajar en algún modelo prefabricado por la industria musical para consolidarse como un referente del dance-pop mundial. Ya desde su aspecto geeky – más cercano a una suerte de científicos de la música que  a la imagen preponderante de rockstar- y su fusión de influencias tan disímiles como el Hip Hop, R&B y la  música dance, demostraron no tomarse demasiado en serio a ellos mismos, o , mejor, “tomarse la diversión en serio”, como dice una frase de su nuevo disco.
Como le contara el guitarrista Owen Clarke a Prefix, en In Our Heads  intentaron componer canciones que fueran perfectamente bailables en una fiesta, pero que a la misma vez pudieran ser escuchadas en casa y tarareadas mientras hacemos cosas tan domésticas como lavar los platos. Esa versatilidad, que trae a la memoria  bandas como Pet Shop Boys o New Order, abunda en todo el disco y es uno de los mayores logros de Hot Chip. Sus temas, además de ser divertidos y pegadizos para moverse, son también excelentes composiciones pop, y nos brindan la posibilidad de disfrutarlos en contextos tan diversos como los aludidos por Clarke.
Después de cuatro discos de estudio,  la banda de Londres mantiene la originalidad que los caracteriza y agrega a la mezcla reflexiones maduras y profundas, que muy lejos de resultar aburridas o poco interesantes, son muestra de una sensibilidad especial al paso del tiempo, que les permite seguir sonando tan frescos como siempre y les asegura un recorrido largo para que sigan haciendo lo que más disfrutan. Nosotros, contentos, nada más tenemos que escuchar su música, mientras bailamos, miramos el techo, o como más nos guste.



Lista de temas:
01. Motion Sickness
02. How Do You Do
03. Don't Deny Your Heart
04. Look At Where We Are
05. These Chains
06. Night And Day
07. Flutes
08. Now There Is Nothing
09. Ends Of The Earth
10. Let Me Be Him
11. Always Been Your Love


Night and day





Look At Where We Are



These Chains

Iggy Pop - Apres



"Quería hacer esto antes de morir"

"Muchas de estas canciones elegidas son en francés probablemente porque la cultura francesa ha resistido más testarudamente los ataques mortales de la máquina musical angloamericana"

"Quería cantar algunas de estas canciones con la esperanza de traer de vuelta el sentimiento que sentí como oyente...para mis oyentes a través de mi voz,"


Pido disculpas por mi falta de objetividad en las siguientes líneas. Reconozco que es complicado juzgar el disco de uno de mis ídolos de infancia, en el que se atreve a jugar con uno de los géneros más refinados que existen: La Chanson francesa. Que uno de los mitos del Rock se atreva con un álbum de versiones de personalidades como Gainsbourg o Edith Piaf es un mensaje cultural de un calado tan grande que no puede pasar desapercibido. El propio Iggy fue uno de los artistas que a través de su talento desterraron géneros “blandos” de la consciencia colectiva. El macarra no podía tener una elegancia clásica, debía romper con todo. Iggy Pop se empeñó en enmendar su pecado de juventud en su anterior disco, donde se atrevía con verdaderos temazos como la versión de Les Feuilles mortes, de Yves Montand. En Aprés, se sumerge, de nuevo, en los grandes éxitos del género francés por excelencia demostrando valentía y sofisticación, a pesar de que la pronunciación le pueda jugar a veces malas pasadas.

La apuesta por ese refinamiento tan parisino es una grata sorpresa de un músico que siempre se acercó mucho más a la calle que al conservatorio. Y la apuesta me parece un éxito, porque no hay nada más callejero que un buen vodevil, que él hace suyo con esa voz rota que pone una nota de oscuridad a la luz de la Chanson. Este disco de versiones sorprende a cada corte, músicos franceses barnizados por el estilo Iggy y músicos yankis barnizados por París. De esta manera conviven Nilsson, Frank Sinatra o Roy Orbison con Gainsbourg o Georges Brassens. La convivencia se produce a través de ese jazz francés tan peculiar que nació de las calles más sórdidas de la capital francesa. Iggy te pone el visado a ese mundo tan lejano pero a la vez tan cercano.

Si aceptas la propuesta, te sentirás como un Dandy, en un mundo refinado y seductor, dentro de en un Jazz callejero convertido en vodevil. Te recomiendo que empieces por La Javanaise deSerge Gainsbourg, quizá la versión más lograda del disco. Gainsbourg e Iggy se fusionan a través de uno de los himnos de la Chanson más sofisticados. Ideal para parejas. Aunque para osadía, la versión de La vie en rose de la mismísima Edith Piaf. Es complicado situarse al nivel de la Piaf. Por ello y quizás por cercanía, Iggy Pop se decanta por el ritmo de La vie en Rose deLouis Amstrong. El tema tiene mucha personalidad aunque es cierto que no llega a superar las anteriores versiones del segundo himno de Francia. Otro de los himnos del género que visitaIggy es Si tu n’ existais pas. El tema de Joe Dassin se transforma en un vodevil canalla donde la voz de Iggy aporta una rebeldía a la canción que en su original no es tan evidente. No obstante, creo que es uno de los cortes menos logrados de Aprés. Por otro lado, el ejercicio de arqueología musical que hace el ex-Stooge con Les Passantes de Georges Brassens es una de la joyas ocultas del LP. Ese toque de cantautor francés la convierte en un tema único en la discografía deIggy Pop.

En la otra vertiente del disco aparecen disfrazados de francesas, canciones muy representativas de la música americana del siglo XX. Sinceramente, en su mayoría son versiones bastante prescindibles pero tienen una intencionalidad muy valiosa. Everybody´s talking, de Nilsson, es el mejor ejemplo de esa intención de fuisonar Folk y Chanson. Una versión con mucho encanto pero muy menor. Por su parte, fusionar Yoko Ono, Iggy Pop y canción francesa, en I´m going away smiling, puede producir un cortocircuito musical y aunque el tema funciona bien como una balada de atmósfera parisina, fuera de este álbum no tendría ningún sentido. Eso sí, tiene una sensibilidad especial que puede atrapar. Para compensar, no te pierdas el revival vodevil de Only the lonely de Roy Orbison.

Hay discos que hay que apreciar por su atrevimiento, por romper reglas establecidas. Olvidarse de los gustos, de los géneros, de los prejuicios y hasta de la calidad de lo que oímos. Hay que valorar este Aprés como lo que es, el disco más trangresor de Iggy Pop en las últimas décadas. Un icono del Rock convertido en un cantante melódico sofisticado es una jugada tan arriesgada que debe tenerse muy en cuenta. Volver al clasicismo y a la estética de la música francesa de los 50 y 60 es un acto de valentía que demuestra la versatilidad de un artista. Me encanta que los mitos se desmitifiquen a sí mismos, ¿por qué no va poder Iggy Pop convertirse en Edith Piaf?


Lista de Temas

01. Et si tu n'existais pas 3:36 
02. La javanaise 2:32 
03. Everybody's Talkin 2:50 
04. I'm Going Away Smiling 2:40 
05. La vie en rose 2:08 
06. Les passantes 4:12 
07. Syracuse 2:05 
08. What Is This Thing Called Love 2:50 
09. Michelle 2:45 
10. Only the Lonely 2:50

Temas que me gustaron

La javanaise

Et si tu n'existais pas

Les passante

5 jul 2012

Un cuento chino



El dueño de la Ferretería “De Cesare” es Roberto (Ricardo Darín). Un tipo cincuentón, perfeccionista, medio amargado. Es de los que creen que la gente siempre le quiere sacar la vuelta, es que todos son unos garcas, por eso siempre cuenta el contenido de caja de clavos o tornillos que llegan a su establecimiento. Para Roberto, no solamente sus proveedores son una manga de vivos, varios de sus clientes hacen esfuerzos para clasificar como los pelotudos de la temporada 2010-2011.

Mari (Muriel Santa Ana) es la hermana de un vecino. Ha llegado recientemente a la ciudad y lo primero que ha hecho ha sido visitar a Roberto. Es que se conocieron un tiempo atrás y ella rápidamente percibió en él: la nobleza y el dolor, la sensibilidad y la valentía, lo gruñón y ermitaño. Le mando una carta declarando lo que sentía por él, que transpiraba sudor pensando en él, lo alucinaba en todas formas. Es raro encontrar un hombre bueno en estos tiempos de tanta maldad e hipocresía. Para la mala suerte de Mari, Roberto nunca le respondió, es más cuando ella le hace mención si recibió la carta, él manifiesta que no le llego nada.

Roberto es feliz, así viviendo solo, sus únicas complicaciones en su rutinaria vida son las referidas a los garcas y a los pelotudos. Un día se encuentra tomando una chelita con susanguchito, en plena avenida cercana al aeropuerto, a él le gusta disfrutar mirando el cielo azul con esas aves llamadas aviones cruzar los aires. De pronto escucha un ruido, de un taxi lo acaban de lanzar a un chinito. El pobre viene hacia Roberto y habla en su idioma una serie de frases y gesticula bastante. Roberto le dice que no entiende nada pero si que vio a los bastardos del taxi que le robaron y le pegaron.

El chinito de nombre Jun (Huang Sheng Huang) sólo pide ayuda, está desesperado, muestra un tatuaje en su brazo izquierdo y menciona la palabra “tapo”, al menos eso oye Roberto (y yo también). Lo sube a su carro, no sabe como le va ayudar. Ya que la embajada china no se presta para darle alojamiento a Jun, Roberto decide que sea su compañero de casa. Pero Roberto está acostumbrado a su soledad, le resulta difícil la situación que atraviesa. Lo bueno es que Jun es callado, observador y muy colaborador en la ferretería, eso si tiene una mirada inmensamente triste.

Sobrevivir en este mundo implica convivir con las personas que nos resultan agradables como con las personas que no son como nos gustan. La tolerancia es básica en este punto. Roberto y Jun aprenderán acerca de la vida, y se unirán más cuando ambos descubran el secreto del dolor de ambos, es decir porque Roberto piensa “que la vida es un gran sin sentido, un absurdo” y porque Jun dibuja una vaca gigante en la pared del patio de la vivienda de Roberto. Sólo hay una forma de curar nuestras penas, enfrentándolas.




Prometheus




Datos: esto no es una crítica de cine, es una guía de claves para entender y poner ojo en el que hasta ahora es el mejor estreno comercial del año. Sin dar muchos detalles de la trama lo que sigue puede contener spoilers, así que continuar leyendo es de su responsabilidad, por lo mismo es recomendable más para quienes van a repetirse el plato que para los que se acercan por primera vez a la experiencia Prometeo.
1.      El amanecer del hombre: no hay citas en Prometeo, tampoco homenajes, Scott es astuto y lo que hace es dialogar con sus referentes. Platica con sutileza, con clase, tomando escenas de otras películas y usándolas para dar forma a su combo. Precuela de Alien o precuela del género de la ciencia ficción tal como hoy lo entendemos en el cine. Ojo con lo que sigue: Prometeo abre igual que 2001 de Stanley Kubrick, con el amanecer de la humanidad visto desde el espacio. El sol aparece tras el curvo horizonte terráqueo, es un comienzo, un reboot, no hay antropoides hay otra cosa, pero la moral es la misma. Una elipsis más adelante y estamos a bordo de una nave camino a las estrellas; nave donde sus tripulantes viajan dormidos (igual que en 2001) y donde el único despierto responde al nombre de Dave (igual que en 2001), quien usa su tiempo libre en deportes (igual que en 2001), ver películas clásicas (igual que en 2001) y vigilar el sueño de sus compañeros (igual que en 2001). ¿Cuál es el primer diálogo de HAL 9000 en 2001? El mismo que el de la computadora de la nave Prometeo: “good morning Dave”.
2.      El monolito y la Torre del DiabloPrometeo es en la superficie precuela de Alien, o de su universo, pero está más cerca de 2001 y de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. Como las recién nombradas, Prometeo es búsqueda de respuestas, es viajar más allá, es ir tras un monolito y tras una Torre del Diablo respondiendo a un mensaje que viene de las estrellas. Si en2001 este recado tiene una respuesta “divina” y en Encuentros Cercanos resulta benefactor, Prometeo se aparece en las antípodas. La película deja muchos cabos abiertos, porque hay preguntas que no deben ser respondidas. No es cuestión de ciencia ficción, es cuestión de fe. Cuando buscas a Dios ten cuidado con mirarlo a los ojos, pecado que los protagonistas de esta película cometen… y pagan por ello.
3.      Lucifer/Prometeo: El mito es el mismo, Lucifer el portador de luz que cuestiona al hacedor no para ser más grande que él, sino para repartir su don con los que están más abajo. Prometeo, el semidiós que quita el fuego de los dioses y se lo da a los hombres. Fuego, luz, sabiduría. En Prometeo hay varios prometeos. La criatura del inicio, la doctora Shaw (Noomi Rapace), David (Michael Fassbender), la propia nave, el misterioso señor Weyland (Guy Pearce). No es una misión científica, es reclamar lo que la humanidad necesita para evolucionar, saber la última de las respuestas, ¿quién y por qué nos crearon? La nave Prometeo no viaja a buscar a Dios, viaja a enfrentarlo, a exigirle explicaciones, a capturarlo. La rebelión de Lucifer/Prometeo, la rebelión de los viajeros cósmicos.
4.      Inteligencia artificial: Es tal vez el mejor personaje de la película, Dave (Michael Fassbender) tan inhumano como perfecto: frío, distante, misterioso, una máquina, el hijo perfecto. Un Nexus 10 si se toma en cuenta la idea de que es una evolución de los replicantes de Blade Runner, ese otro gran filme anticipatorio de Ridley Scott. Como Roy Batty (Rutger Hauer), David se arma un pasado revisando y memorizando su película favorita, Lawrence de Arabia y busca ser más humano que los humanos, juicio que depende (por supuesto) de los humanos. Pero ojo, no es el único replicante al que homenajea. Dave se llama Dave, igual que el niño de Inteligencia Artificial, esa maravilla de Spielberg y Kubrick, incomprendida en su tiempo que hoy crece como una catedral. ¿Es el Dave de Prometeo una versión adulta del Dave de Spielberg/Kubrick? La respuesta a esa pregunta también queda abierta, cada cual se contesta lo que quiere.
5.      Alien/Blade Runner: Ya lo subrayamos, precuela del universo Alien más que de la película Alien. Respuesta a qué o quiénes son los “space jockeys” (raza a la que pertenece el cadáver extraterrestre gigante que encuentra el Nostromo en el filme original), a qué o quienes son la compañía Weyland Industries, a qué o quienes están detrás de esas criaturas viscosas y violentas que descubrimos en 1979, pero sobre todo es un reclamo de Ridley Scott a su creación. Alien es mío, parece decirnos el director inglés, yo senté las bases, esto es lo canónico; lo que hizo Cameron en Aliens y quienes continuaron tras él, se basan en este universo pero no es el mismo. Pero ojo, el link más directo de la película hacia el universo Ridley Scott es, como ya hemos anticipado, con Blade Runner. “Más humano que humano” –el lema de Tyrrel Corp- se repite en la película y la escena de Meredith Vickers (Charlize Theron) con el señor Weyland es un exquisito paralelaje con aquella del Sr. Tyrrel con Roy Batty en Blade Runner, una sincronía tan perfecta que asusta, sólo falta un búho volando; la tristeza infinita y el look retrofuturista está. ¿Es humano Batty, es humana Meredith? ¿Por qué nos recuerda tanto a Rachel, esa “otra” replicante?
6.      Cyberpunk: Alien fue la primera obra de ciencia ficción que instauró un paradigma político que luego sería estrujado por el llamado cyberpunk. En el futuro las naciones han perdido el poder y en su lugar el mundo es controlado por megacorporaciones. Empresas como Weyland, Tyrrel Corp de Blade Runner o la OCP de Robocop; el futuro en plantillas Excel. William Gibson, en 1984 (dos años después de Blade Runner y cuatro de Alien) tomó la idea y con ella dio forma al género del cyberpunk, un recocido de deudas con Ridley Scott y su universo. No es casual que el propio Gibson haya firmado la primera versión del guión de Alien 3, tampoco que en Futurama (acaso la mejor pieza cyberpunk en soporte audiovisual), Alien, la criatura, el xenomorfo sea un invitado frecuente. Prometeo retorna a esas bases, Industrias Weyland controla el futuro, expande el universo, terramorfa planetas deserticos, crea vida artificial, quiere crear vida real: ya es más grande que una nación, en el espacio a nadie le importan las naciones, solo quien paga mejor. Y las lucas pueden pagar incluso a Dios.
7.      Creacionismo alienígena: Prometeo tiene una deuda con Erich Von Daniken, charlatán sueco que en los 60 promulgó ideas de que los humanos habíamos sido creados por extraterrestres, que el Dios en el cual creíamos se movía en naves espaciales, dejaba monolitos (como en 2001), pirámides y pistas en la tierra (como las líneas de Nazca), porque en la naturaleza no hay rectas (como acotan en Prometeo). Perdidas por un tiempo, estas teorías regresaron gracias a Ancient Aliens, la serie más exitosa de The History Channel y obligaron a cambiar la primera versión del guión de Prometeo. Precuela de Alien, su universo, de la cifi en el cine, de la misma historia de la humanidad; una versión lujosa de El Retorno de los Dioses, ese extraño film documental que a inicios de los 70 trató de hacernos creer que Dios vivía en una lejana galaxia.
8.      Un cuento amoral: entre las muchas preguntas sin responder que deja Prometeo está la responsabilidad de uno de sus personajes en un hecho clave de la trama y que cambia la vida de la protagonista para siempre. Ella tampoco hace nada por buscar un culpable, no le importa le da lo mismo; este no es un universo justo, aquí no hay héroes, hay empleados, tipos a contrata que quieren su paga a fin de mes, personajes que parecen maquetas porque deben ser maquetas, son anónimos obreros al servicio de un magnate. En Alien, Ripley (Sigourney Weaver) cierra la puerta del Nostromo para  que no aborden sus compañeros infectados, en Prometeo hay una escena idéntica, que revela cual es la verdadera Ripley de esta nueva nave. Un correcto funcionario, no tiene por qué caerte bien, en ambas cintas el personaje más empático es un androide, la calidez está en lo artificial, lo que no falla; todo el resto (hasta la simpatía) da lo mismo.
9.      El regreso de Ridley Scott: La mejor película de Scott desde La caída del halcón negro. Sí, tomando en cuenta que es mejor película que aquella. Un regreso del británico como sus fans esperábamos desde hace tres décadas. Hagámosla corta, la mejor película de Ridley desde Blade Runner y punto. Y sí, redacto esto desde el permiso de la hiperventilación.
10.  Una película aburrida: Si un filme se toma su tiempo para contar una historia significa que es un film aburrido, bienvenidos sean los filmes aburridos. Prometeo tiene un ritmo calmado, elegante, adulto, distante (después de todo es ciencia ficción), inusual para un estreno comercial. Y vaya que se agradece. En una temporada donde Vengadores le ha tomado el pelo a todo el mundo con una trama que trata de nada, donde Avatar lleva tres años alzada como la gran pieza de ciencia ficción de los últimos años, hace bien que llegue Scott y ponga los puntos sobre las “ies”.
Prometeo es una película grande para gente grande, no es una montaña rusa de emociones, no contesta todas las interrogantes que deja porque no quiere hacerlo, el misterio es parte de su trama y no hay más. Técnicamente perfecta, con el mejor 3D visto hasta ahora (que deja a Hugo de Scorsese como una broma) y suficientes cojones como para hacer de una “escena médica” la gran secuencia de acción de la temporada. Es en serio, Prometeo va a envejecer bien, igual que Blade Runner, esa otra película aburrida que hoy es vaca sagrada hasta para quienes nunca la han visto.

Perfect sense





Genial encontrarse con esta película, que durante todo el año pasado ni apareció en críticas, blogs, etc. Una muy buena propuesta, hecha con gusto.

Para empezar, vamos a lo negativo. Al que no lo sepa, póngase a tono, la peli trata sobre una epidemia y ésta consiste en que los humanos van perdiendo los sentidos. Y hay un sentido que no aparece entre la epidemia. ¿tendrá un significado o es una mera cuestión de estilo y narrativa?. Hasta ahí mi pequeña critiquilla, que más que critica es un pensamiento.


Ahora lo bueno:

Resulta que la protagonista es la epidemióloga y el protagonista es un chef. Y este es el primer y gran acierto de la película. A través de algo tan esencial para la vida como lo es el alimento, la película nos muestra como cada sentido interactúa en este simple acto de comer. Una verdadera maravilla. Y en el curso de la epidemia, ese acto se va modificando, definiéndose nuevamente. Genial y sencilla manera de decir.


La otra cosa esencial para el humano son las relaciones, y aquí están la epidemióloga y el chef, enamorándose, y mostrándonos cómo intervienen los sentidos en esto.
La peli esta tan bien hecha, que notamos la ausencia del sentido en cuestión, nos imaginamos realmente cómo sería, y que cosas utilizaríamos para compensar, para seguir sintiendo placer por las pequeñas cosas y mantener la esperanza.

Muy lejos de las típicas (y de las típicas y buenas) películas de epidemia, aquí nos acercamos a algo más filosófico, una mirada apocalíptica diferente, que nos hará replantear cosas. Más cercana a “Ceguera”, que a “Contagion”, esta película cuestiona al espectador, lo hace pensar en forma individual y sobre todo social, ya que cada cosa amerita una reflección de significado.


Genialmente actuada, y con una dirección EXACTA. La peli se disfruta, se analiza, y emociona. La música es genial, los actores están extraordinarios (Eva Green, hay que decirlo, esta bellísima en esta peli; McGregor esta además de lindo, muy humano) y los planos, a veces tremendos, otras veces dulces, otros pensativos, parecieran que verdaderamente transmiten sentidos. Sensacional.

Una peli para tener, para ver y rever, para discutir. Una peli recomendadísima.





90 pasos

 90 pasos Son 90 pasos, los conté yo mismo la última vez que fui. Cubren casi toda la parte lateral, por la diagonal son más, pero no muchos...