Aquí estoy otra vez de vuelta
en mi cuarto de Iowa City
tomo a sorbos mi plato de sopa Campbell
frente al televisor apagado
la pantalla refleja la imagen
de la cuchara entrando en mi boca.
Y soy el aviso comercial de mí mismo
que anuncia nada a nadie.
Una noche en el café Berlioz
Yo he visto su cara en otra parte le dije
cuando entró en el Café Berlioz
Soy de otra dimensión contestó sonriendo
y avanzó hacia el fondo del salón
Ella finge escribir en su mesa de mármol
pero me observa de reojo
Desde mi mesa veo su cuello desnudo
Como un aerolito cruzó mi mente
el rostro de Muriel mi amante muerta
Usted es zurda le dije acercándome
Hacemos la pareja perfecta
Tomé su lápiz y escribí “te amo”
con mi mano derecha en la servilleta
Rey del lugar común respondió sin mirarme
mientras le echaba azúcar al té
Me ha clavado una estaca en el corazón
Me ha lanzado una bala de plata
Me ha ahorcado con una trenza de ajo
Volví confundido a mi mesa
con la cola de diablo entre las piernas
En este punto las sombras de los clientes
pagaron y se fueron del Café Berlioz
Váyanse espíritus les dije furioso
agitando mi paraguas chamuscado
¿Hay alguna Muriel aquí?
gritó la mesera desde el umbral
Cuando ella caminó hacia la puerta
vi que tenía una rosa en la mano
Por favor tráiganme la cuenta
que ya está por salir el sol
La lluvia penetra por los agujeros de mi memoria
Muriel Muriel
¿por qué me has abandonado?
Sábana de arriba
Me instalé cuidadosamente doblado
entre la ropa blanca del closet
Sacaste las sábanas de tu cama
y me pusiste de sábana de arriba
Te deslizaste debajo de las tapas
y te cubrí centímetro a centímetro
Entonces fuimos barridos por el huracán
y caímos jadeando en el ojo de la tormenta
Ahora yaces bañada en transpiración
con la vista perdida en el cielo raso
y la sábana de arriba aún enredada entre las piernas.
Ningún lugar está aquí o está ahí
Ningún lugar está aquí o está ahí
Todo lugar es proyectado desde adentro
Todo lugar es superpuesto en el espacio
Ahora estoy echando un lugar para afuera
estoy tratando de ponerlo encima de ahí
encima del espacio donde no estás
a ver si de tanto hacer fuerza si de tanto hacer fuerza
te apareces ahí sonriente otra vez
Aparécete ahí aparécete sin miedo
y desde afuera avanza hacia aquí
y haz harta fuerza harta fuerza
a ver si yo me aparezco otra vez si aparezco otra vez
si reaparecemos los dos tomados de la mano
en el espacio
donde coinciden
todos nuestros lugares
Misterio gozoso
Pongo la punta de mi lengua golosa en el centro
mismo
del misterio gozoso que ocultas entre tus piernas
tostadas por un sol calientísimo el muy cabrón
ayúdame
a ser mejor amor mío limpia mis lacras libérame de
todas
mis culpas y arrásame de nuevo con puros pecados
originales, ya?
Lee, Señor mis versos defectuosos...
Lee, Señor mis versos defectuosos
que quisieran salir pero no salen:
ya ves que poco valen mis esfuerzos
y mis desdichas ay qué poco valen
Con tu ayuda saldrían universos
de palabras preñadas pero salen
débiles moribundos estos versos:
deja que el último suspiro exhalen
Ayúdame, Señor: que no zozobre
en la mitad de este terceto pobre
mira estas ruinas: palpa su estructura
dónales lo que tengas que donarles:
y la vida que yo no supe darles
dásela tú, Señor, con tu lectura.
Invocación al lenguaje
Con vos quería hablar, hijo de la grandísima.
Ya me tienes cansado
de tanta esquividad y apartamiento,
con tus significantes y tus significados
y tu látigo húmedo
para tiranizar mi pensamiento.
Ahora te quiero ver, hijo de la grandísima,
porque me marcho al tiro al país de los mudos
y de los sordos y de los sordomudos.
Allí van a arrancarme la lengua de cuajo:
y sus rojas raíces colgantes
serán expuestas adobadas en sal
al azote furibundo del sol.
Con vos quería hablar, hijo de la grandísima.
Escrito con tiza
Uno le dice a Cero que la nada existe
Cero replica que uno tampoco existe
porque el amor nos da la misma naturaleza
Cero mas Unos somos Dos le dice
y se van por el pizarrón tomados de la mano
Dos se besan debajo de los pupitres
Dos son Uno cerca del borrador agazapado
y Uno es Cero mi vida
Detrás de todo gran amor la nada acecha.
En una estación del metro
Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro
y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos
y la perdieron para siempre entre la multitud
Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por la estaciones
y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles
Y quizás el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro
y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre
El hombre
Emergió de aguas tibias
y maternales
para viajar a heladas
aguas finales.
A las aguas finales
de oscuros puertos
donde otra vez son niños
todos los muertos.
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