16 jul 2012

Jonas Jonasson - El abuel que saltó por la ventana y se largó

Convertido en superventas en Escandinavia y en Alemania, el escritor sueco Jonas Jonasson aterriza en España con su primera novela, El abuelo que saltó por la ventana y se largó, con la que recorre de la mano de un abuelo centenario "las miserias de la humanidad" de todo el siglo XX.

 Si el título es, cuando menos, curioso y surrealista, no menos estrambótica es la historia de su protagonista, Allan Karlsson, un anciano que, el día en que se celebra la fiesta de su 100 cumpleaños en presencia de las autoridades locales, decide escapar y se ve envuelto en mil aventuras, siempre guiado por un despierto sentido común y un escaso temor a la muerte y el crimen. En una entrevista concedida a Efe, Jonasson (Växsjö, 1962) comenta que "esta historia surgió entre una veintena de historias que estaba escribiendo, todas con un tono humorístico y satírico que giraban alrededor de la incomunicación entre los humanos". El punto de partida de El abuelo que saltó por la ventana y se largó (Salamandra/La Campana) fue el título, que, según el propio autor, "podía invitar a la gente a comprar el libro con solo ver la portada, y eso me animó a continuar", justamente lo contrario de lo que le está pasando con su segunda novela, que ya casi tiene escrita pero para la que no tiene todavía un título definitivo.

Allan Karlsson era el guía que necesitaba para transitar por el siglo XX, comenta Jonasson, quien advierte de que la "fuerte personalidad" de su protagonista fue creciendo con la escritura, hasta el punto de que tuvo que retocar la primera parte de la novela. "En una primera versión, Allan era un hombre curioso por las cosas, mientras que al final no resulta ser tan curioso, sino que toma las cosas tal como se le presentan", comenta. El azar, admite el autor, resulta vital en esta novela fluvial, en la que Karlsson se encuentra con personajes históricos como Franco, Truman, Churchill, Stalin, Mao Zedong o De Gaulle.

 Además de la Gran Historia de la que es testigo en su dilatada vida, Karlsson vive su propia peripecia en su huida por toda Suecia desde el momento en que se apodera de una maleta con 50 millones de coronas suecas de un joven delincuente. Su único propósito, dice Jonasson, era "escribir un libro donde todo el rato tienes ganas de pasar a la siguiente página, en lugar de pasar a la siguiente novela", y por ello, añade, "nunca me paro en descripciones líricas y poéticas, no me detengo en descripciones de emociones o en la descripción física de los personajes, parcelas que debe rellenar el lector". En su repaso de las miserias del siglo XX, el autor propicia que Karlsson se encuentre con "algunos de los personajes que representan lo más terrible del siglo pasado". Un "problema de logística" le impidió situar a su protagonista en el régimen del apartheid sudafricano, pues en esos mismos años lo sitúa en París, donde ayuda a De Gaulle en el Mayo del 68: "El general francés estaba disponible, mientras que Nelson Mandela estaba todavía en prisión". "También he excluido los campos de concentración nazis, porque quiero describir la miserable humanidad, pero otra cosa sería entrar en lo miserable de lo inhumano", comenta Jonasson, que se ve incapaz de hacer lo que Roberto Benigni hizo en "La vida es bella".

 Aunque se puedan establecer paralelismos con Don Quijote o con Forrest Gump, "dos personajes definitivamente locos", Jonasson piensa que su Allan Karlsson está más cerca del protagonista de Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek: "No sabemos si Karlsson y Svejk son los hombres más estúpidos del mundo o si fueron los únicos que entendieron lo que realmente pasó". Asegura Jonasson que se ha desentendido totalmente del proyecto para llevar al cine la historia del abuelo centenario, un filme que dirigirá el actor y cineasta sueco Felix Herngren.

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